Bañito de crema.

Escribo sentado en mi sofá tapado con una manta, siento frío.

Tengo el cuerpo lleno de mar, incluida la helada sensación que se te queda pegada, como si siguieras con el neopreno puesto y mojado.

Esta tarde he dudado al llegar a la playa. No tenía prisa y he conducido mirando la cancha de “surf”. Mucho desfase de mar de viento del “W” por lo que, la orientación de la playa definiría si iba a tener un baño o quedarme mirando.

Este viaje va a ser largo, Jareglander. Y yo que lo siga viendo.

Al final, he llegado donde tenía que llegar. Y a primera vista una ola pequeñita pero ¡eh!, abre de manera increíble. Aparece el solentre las nubes, marcando más la demora de las palmeras que tenía delante, haciendo palmas con sus palmeros verdes a son de viento- como diría uno que se fijan en la textura de las palmeras.

A cambiarme sin contemplaciones y comienzo eufórico de con la primera bajada pensar: “me voy a hinchar”.

Después de dos horas y algunas cabalgadas, he empezado a pensar que la ola no era tan buena. Y el problema era el contrario. Era demasiado buena para mí. Y en esto han llegado Manuel y Alex, y al verlos bajar desde el labio a la pared a toda la mala leche que la ley de la gravedad permite, me he dado cuenta de que estaba actuando demasiado lento para estar de pie en la tabla antes de caer al vacío, y mantener así el equilibrio al posarme en el agua. Y salir disparado.

Buen plan, pero antes de pensarlo tenía una pared de espuma blanca a la altura de mi pecho. De pie y con el cuerpo girado esperando aterrizar, y al sentir el agua -tenía girada la cabeza- se ha puesto la tabla a tal velocidad que no he sido capaz de mantenerme demasiado tiempo; el suficiente como para salir lanzado con una sonrisa en los labios.

Tres veces he murmurado: “la última”, pero había parado el viento y estaba: “crema”.

Hasta que el frío abrió la boca y mientras me cambiaba tiritando, me quedé mirando a este par de locos disfrutando. Todavía descalzo, quería traerme algo para compartirlo con los que están lejos de “esta tarde”, aunque se les siente muy cerca, y para los que están aquí al lado, pero que olvidan como cuando sales del mar con una sonrisa, nada es tan importante.

El mundo ha seguido su curso mientras estaba en el agua; yo regreso con la alegría que necesito.

Y a mirar los partes (o ver este vídeo)